"Quedate tranquila mamá. Papá esté en el cielo, se fue volando con el colectivo". Zoe, la hija de Leandro Alcaraz, el chofer de la línea 620 asesinado en La Matanza el último domingo, intentó consolar a Jésica, su madre y pareja del colectivero, frente al dolor intenso de la muerte.
En la puerta de su casa, ubicada en el barrio La Esperanza, y acompañada por su suegra y su cuñada, la viuda del colectivero se quebró en llanto al recordar a su marido y luego de revivir el último abrazo que le dio antes de que el domingo se fuera de su casa para comenzar la jornada de trabajo. "Quiero que lo que le pasó a mi hija no le pase a nadie más", pidió
"Se fue con fiaca porque era domingo. Habíamos estado jugando los tres. Pero era un día normal, le tocaba trabajar", explicó Jésica, que recuerda la estrategia que tenía su pareja en el caso de que le intentaran robar. "Se llevaba siempre un teléfono viejo por si le robaban. Decía que les iba a dar ese. Pero ese teléfono volvió. No lo mataron para robarle", dijo con la voz entrecortada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario